Aunque se supone que la investigación y el desarrollo son las vías más eficaces de recuperación económica, el Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos unos datos muy negativos que revelan que la inversión en I+D cayó vertiginosamente en el último año del que se tienen datos completos. El gasto en innovación experimentó en 2009 su primera reducción desde 1994, lo que resulta más severo si tenemos en cuenta que el presupuesto destinado a este concepto solo había disminuido en esa ocasión y en la actual desde que se inició la estadística en 1964. El informe revela un recorte del gasto de un 0,8% en 2009 con respecto a 2008, lo que supone pasar de una inversión mermada en más de 200 millones de euros.
En Galicia esa situación se agrava. El gasto en I+D se rebajó de un año a otro en 60 millones de euros (de 584 millones a 524), lo que se traduce en un descenso de un 10,28%. El porcentaje de inversión sobre el PIB pasó de un 1,04% en 2008 a un 0,96% en 2009. Esta coyuntura ha llevado a la investigación gallega a menguar de forma significativa con respecto al resto del país: de la séptima posición se ha caído hasta el número once del ranking, entre el total de 17 autonomías y 2 ciudades autónomas.
La cifra más preocupante es la que se refiere a la inversión privada, en la que también se incluyen los fondos y créditos aportados por la Administración. El recorte presupuestario se ha situado en un 17%, casi once puntos porcentuales más que la media española. Sobre el total de recursos destinados a I+D, la industria gallega aporta ahora un 44,32%, cuatro puntos menos que en 2008 y siete menos que la media nacional, que, aunque también disminuyó, ha logrado mantenerse en el 51,9%.
Estos datos no se corresponden con los objetivos marcados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y por la Administración Pública en general, que habían planteado la necesidad imperiosa de incrementar significativamente la inversión del tejido empresarial en actividades de I+D+i y promover la incorporación de miles de compañías a proyectos de innovación.
Según datos de la Fundación Cotec para el fomento de la tecnología, tan solo 11.000 firmas en nuestro país basan su estrategia competitiva en la investigación e innovación tecnológica, a pesar de las ayudas del Estado y las Autonomías destinadas a este fin.
Esta información evidencia que no basta con diseñar planes de I+D y programas de subvenciones, sino que hay que certificar su rendimiento y cambiar la cultura corporativa de nuestras empresas para que inviertan en innovación por sí mismas, como forma de mejorar su competitividad, y no a posteriori de campañas públicas de fomento de la I+D+i, que debe ser inherente al planteamiento estratégico de la economía.
Tesa Díaz-Faes
Directora Revista Innovamás
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